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Entrevista a Shihan Akira Sakane

 

.......Se trata del profesor Akira Sakane, 6º Dan de Aikido. Lo entrevisté el día de su llegada, en la escuela central de Aikibudo Calli y me contó cómo ha sido su trayectoria en el Aikido.

 

“La manera en que el Aikido entró a mi vida –dijo- fue muy especial”.

 

“Resulta que en la época en que yo era un niño, mi padre hacia viajes frecuentes a Tokio. Una noche tocaron a la puerta de su habitación, en el hotel donde se alojaba. Al abrir, se encontró con un desconocido de aspecto noble que le dijo: “Buenas noches. Dios me indicó que yo viniera aquí para conocerlo a usted”. Mi padre no podía saberlo en ese momento, pero quien así hablaba era el gran maestro fundador del Aikido, Morehei Ueshiba, O Sensei en persona quien, por uno de aquellos golpes de intuición que lo caracterizaban, estaba procediendo así. El tiempo probó su acierto, pues entre los dos hombres se desarrolló una gran amistad. O Sensei, quien residía como a 500 kilómetros del lugar donde mi familia y yo vivíamos, comenzó a visitar la localidad una vez cada 30 días para dar clases allá y se alojaba en nuestra casa. Por las noches ofrecía uno como seminario de filosofía, en el que no enseñaba técnica, sino cosas muy interesantes y profundas de la vida y del Universo que a sus oyentes nos encantaban. Recuerdo que cuando me acercaba a él, decía que era una buena oportunidad para que yo recibiera su “ki”. A pesar de que por aquella época Osensei tenía 70 años, era muy fuerte y musculoso.

“A todos nos impresionaba la comprensión inmediata que mostraba acerca de las situaciones. Por ejemplo, un domingo por la mañana, mi padre quiso llevar de excursión a O Sensei a cierto lugar interesante. Viajábamos en un automóvil y mi padre conducía. De pronto perdió el camino y se detuvo, sin saber qué rumbo tomar. Entonces, O Sensei, a pesar de que nunca había estado en esos parajes, le dijo: “Es por allá” y en efecto, por allá era, como lo comprobamos cuando llegamos al sitio deseado.

“O Sensei se levantaba todos los días a las 4 de la mañana y saludaba al dios de la religión Shinto que el profesaba. Luego desayunaba frugalmente”

“Para entonces ya mi padre colaboraba como asesor administrador de la escuela central de O Sensei, Hombu Dojo”

“A los 16 años me matriculé en la Universidad que se encontraba en el área de Kobe y en esos días O Sensei comenzó a enseñar allá su Aikido y fue así, a esa edad, cuando comencé a practicar el arte. El enviaba a sus senseis (profesores) a impartir las clases, pero cada mes yo iba a verlo a su dojo de Iwama, donde encontraba también a uno de sus alumnos aventajados, Saito Sensei, y recibía yo instrucción del maestro Ueshiba”.

“En mis días juveniles, de universitario, yo solo creía en la fuerza que podía ver y palpar. Entrenaba durante 6 horas los 7 días de la semana y cada tres meses asistía a un campamento que duraba una semana. Allá nos levantábamos a las 4 de la mañana y entrenábamos hasta las 10 de la noche. Después me iba al Dojo del Sensei Kobayashi a entrenar hasta la una de la madrugada. Dos o tres veces O Sensei me pidió que trabajara enseñando en el Dojo central, pero yo le expliqué que no era mi deseo convertirme en profesional, sino más bien aprender a usar en la vida diaria la filosofía que él me había enseñado. Tenía yo la inquietud de comprobar si podía usarse incluso para los negocios y cualquier situación cotidiana. Desde luego, con el transcurso del tiempo constaté que así era y eso me produjo una gran satisfacción”.

“Fue en aquel tiempo, 1978, que salí de Japón para venir a México, específicamente a Baja California, cuando era gobernador de Tijuana el Sr. Roberto de la Madrid. Lo hice trabajando para la Secretaría de Desarrollo, como promotor, vigilando la instalación de una maquiladora japonesa y asesorando a compañías fabricantes de artículos electrónicos como Panasonic, Sanyo y Sony. Ahora, derivadas de aquella primera, existen en el país alrededor de 40 maquiladoras y a muchas de ellas continúo asesorándolas”.

“Pues bien, en 1981 vine a la ciudad de México y conocí a Manuel y a Arturo en la forma como ellos le han dicho. Les enseñé durante tres años y luego hube de partir, pero ellos, como puedes ver, siguieron trabajando con eficiencia para el Aikido. Yo los visito cada año para supervisarlos y realizar exámenes a sus alumnos. Mi meta actual es trabajar para la unificación del Aikido en México”.

 

Cuando le pedí un mensaje final para los lectores de Katana, el profesor Akira Sakane dijo:

 

“Quiero comentar para ellos que el gran maestro Morihei Ueshiba, O Sensei, acostumbraba decir que uno debía vivir de manera natural. Algunos interpretan esto de manera equivocada y creen que eso significa irreflexión y no pensar en el mañana, no planificar. Claro que no es así. Lo que O Sensei quiso decir es que debíamos identificarnos con la naturaleza; mas, para ello, debemos estudiarla. Ella nos da modelos para seguir, como el del orden, que se manifiesta en la sucesión de las estaciones: después de la primavera llaga el verano, luego el otoño y por último el invierno. Con la sucesión del día y la noche, nos habla de la dualidad que existe en toda la creación, de lo positivo y de lo negativo. Podemos obtener instrucción de los pájaros, de los árboles, de las hojas, del sol, del agua, del aire y de sus movimientos naturales. Debemos aprender a percibir la vibración del Universo y de allí, quiénes somos y porqué estamos aquí. Finalmente, cómo usar todo esto, no en peleas, sino en la existencia de todos los días. De esa forma sabremos cómo leer, no sólo en los libros de la escuela, sino también en el gran libro de la VIDA”.

 

Entrevista concedida por el Shihan Akira Sakane a Alonso Rosado de la revista Katana, aparecida en el número 42 Marzo-Abril 1998, México D.F. 

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